Dos joyas de Mallorca (verano 2016)
¡Hola a todos! Comenzamos el mes de vacaciones por excelencia, incorporándonos a la rutina.
Paradógico, ¿verdad?
Como ya os avisé en el último post, hemos estado por Mallorca, disfrutando de su tierra y como no podía ser de otra manera, su gastronomía. La isla, era una absoluta desconocida para nosotros, pero entre alguna recomendación, algunas impresiones y la casualidad, hemos comido bastante bien y variado.
Como es 1 de agosto, y seguramente muchos estaréis por la isla más grande de Baleares, os voy a "soplar" los dos mejores sitios donde hemos comido, por si vais a ciegas, como nosotros.
Una de las playas más bonitas e impresionantes de Mallorca, por sus aguas cristalinas y turquesas, sus metros y metros de arena blanca y su ubicación, es Es Trenc.
Nostras entramos a la playa por Ses Covetes (ojo, por aquí no hay parking de pago) y aunque había algún sitio donde comer, cuando quisimos darnos cuenta, ya estaban cerrados. Iniciamos rumbo a buscar cualquier sitio donde nos dieran, aunque fuera, un bocadillo. Pasamos por un pueblo con todos los bares cerrados, continuamos la ruta hasta llegar a Campos.
Llegamos a una plaza donde había algún establecimiento abierto. Aparcamos en la misma plaza y mi amiga se fue directa a Sa Canova. Siendo sinceras, no esperábamos nada destacable, pero...¡qué equivocadas estábamos!
A parte de la amabilidad del gerente, al entrar al restaurante, nos dimos cuenta de que solo por la apariencia, estábamos en un sitio de más categoría gastronómica, de la que en un principio pensábamos.
Con la bebida, un delicioso vino blanco de la tierra, Blanc de Blanca de bodegas Angel, nos pusieron aceitunas y una tapa de sobrasada, hecha por ellos. Picante y no picante... ¡Deliciosas!
Mi amiga, y ojalá futura colaboradora, es una enamorada de los caracoles. Reconozco que la idea de meterme un caracol en la boca, no me entusiasma, y aunque la media ración bastante abundante, se la comió ella, yo probé uno y tenía un sabor delicioso. Ella, que es una de las personas con mejor paladar que conozco, dio su aprobadísimo a los caracoles (yo me fiaría).
También pedimos un frit mallorquín de marisco, que estaba buenísimo y prácticamente me comí yo solita. Muy recomendable.
Llegó una de las sorpresas, los buñuelos de botifarró con confitura de pimiento rojo. No había oído la palabra botifarró en mi vida, pero es un embutido que se hace a partir de distintas carnes magras del cerdo. Los buñuelos eran una maravilla y acompañados con la confitura de pimiento, se hacían irresistibles. ¡Qué cosa más rica!
Para terminar, pedimos un pescado del día, Nos decantamos por el Cabracho, que nunca antes había tomado en otra fórmula que no fuera en pastel de cabracho. Venía a la plancha con un tumbet que quitaba el sentido.
Sin duda, la casualidad nos llevó a un gran restaurante de comida tradicional mallorquina, donde pasamos el día de nuestro santo (las dos nos llamamos igual), dándonos un homenaje delicioso.
En segundo lugar voy a hablaros de otro sitio que me sorprendió, en un un enclave sin igual.
Mallorca es un paraíso en sí, pero Sa Calobra y el Torrent de pareis, sin duda son una joya de la naturaleza. Es un lugar único, lleno de contrastes y que te hará dudar si estás en España, en Tailandia o Capri. Es el tercer lugar más visitado de la isla y no es para menos. A pesar de la nada accesible ruta para llegar, merece la pena.
El paraje natural contrasta con una zona totalmente volcada para el turismo (internacional en su mayoría), por lo que mis expectativas de comer ahí, eran tan bajas, que prefería esperar la hora que se tarda hasta llegar a la civilización, y coger cualquier cosa en una gasolinera. Menos mal que no se me hizo caso y propusieron un chiringuito que había volado sobre el mar, y el único de tantos que había, a la carta. (Todos eran self service, y no queráis imaginar lo que había).
Muy a mi pesar, nos sentamos en el chiringuito, en una mesa lejos de las super vistas al mar. Parecía que la suerte cambiaba y justo se levantó una mesa, dejándonos libre el mejor sitio del chiringuito. Con ello pensé: "al menos comeré con estas vistas mi ensalada". (No estaba dispuesta a ensuciar mi estómago con cualquier guarrada congelada para guiris).
El camarero, a parte de ser un encanto, ejercía muy bien su profesión y nos hizo unas recomendaciones. Yo le creí tanto, que abandoné la idea de la ensalada, para echarme a los brazos de los productos del mar. Pedimos gambas a la plancha, calamar a la plancha y unas lubinas.
Las gambas sabrosísimas, el calamar en su punto y la lubina deliciosa. El marco era inmejorable y la compañía no podía ser más buena. No dejéis que la presentación de la vieja escuela hostelera, os engañe. Muy buen producto y un lugar de ensueño. ¡¡MUY TOP!!
No hay forma de dar con el nombre del sitio, pero no tiene pérdida. Cuando vas a Sa Calobra, solo puedes aparcar en un parking, vas hacia el mar y encuentras una primera playa o playita más bien. Es Sa Calobra, y tiene un pequeño puerto (al que llega un ferri turístico), bajas unas escaleritas y pone "restaurante a la carta" Es el único que hay. No tiene pérdida.
Estas son mis dos recomendaciones básicas de la isla. El próximo día os hablaré de una zona que quiere cambiar, aunque no lo tiene fácil y la semana que viene, volvemos con Madrid.
¡Felices vacaciones!
Un besito,
Cris.
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