80 grados
No es ninguna novedad en el panorama gastronómico madrileño. 80 grados lleva mucho tiempo soportando colas importantes los fines de semana y llenos durante la semana. Sin duda un local de éxito, en plena época de restaurantes de moda efímera, que perdura.
80 grados es una opción desenfadada y distinta. Hay varias cosas que me gustan de este local, que me gustaría tener en cuenta, sin que, paradógicamente, sea mi sitio favorito de la zona.
Me encanta lo de gastronomía xs, porque me encanta probar cuantas más cosas mejor y ésta, es una fórmula muy efectiva para poder hacerlo y encima no arruinarte en el intento.
Se renuevan cada poco tiempo. Mantienen algunos platos que ya son iconos, pero se preocupan por innovar y cambiar, y esto no es algo que abunde.
El nombre tiene un sentido y es que se inspira en la cocina a baja temperatura (80 grados), la máxima para mantener las propiedades y el sabor de los alimentos.
Tienen opciones para celiacos y embarazadas.
También son innovadores en las bebidas, su distinto de verano es fresco y buenísimo.
En mi opinión unos platos son más acertados que otros, y en está ocasión dejé su famosísimo huevo trufado (que llegó aquí antes de que se pusiera de moda y estuviera presente en el 90% de las cartas madrileñas), y probé el "taco cesar salad", un taco de parmesano con pollo marinado y la típica ensalada césar, que me gustó mucho y "mollete al vapor planchado, con relleno asiático de secreto ibérico", también un acierto. Por la mesa se probaron salmorejos, hamburguesas, la pizza más fina del mundo (muy rica), el foie, por supuesto los huevos trufados...
Para mi, sin duda, el plato estrella de la casa es la leche con galletas. Un postre original y que está buenísimo, que perdura en el tiempo y que es imprescindible. Prefiero comer menos "salado", pero n perdono el postre. Merece muchísimo la pena.
Los precios están acordes con el tamaño de los platos, recuerda xs, pero por lo que en otro restaurante te tomas una cosa aquí te tomas tres.
Tienen dos locales aunque yo sólo he estado en el de Malasaña. Sin duda una ubicación estupenda para empezar una noche de bares por el barrio más moderno de Madrid.
Sólo tiene una pega, y es que el servicio suele ser lentito, seguramente porque están desbordados.
Por lo demás una opción sin grandes pretensiones, pero donde comer variado, rico y sin arruinarse.
Un saludo,
Cris.
Un saludo,
Cris.
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